Eduardo Rovira y su agrupación de tango moderno - Tango Buenos Aires-Opus 4 Suite de Ballet
El otro Piazzolla. No pocos destacan tanto a Ástor Piazzolla como a Eduardo Rovira como exponentes de la música de vanguardia, pero negándoles aún en la actualidad a uno u otro su vínculo con el tango, lo cual no deja de resultar llamativo.
La diferencia con Astor es que Rovira es un músico de culto, prácticamente desconocido fuera de los círculos del tango.
Fue bandoneonista y arreglador de grandes orquestas, por ejemplo, la de Alfredo Gobbi; demostró ser ambicioso con sus propias agrupaciones y componiendo para orquestas de cámara y sinfónica; concluyendo su carrera orquestando para la Banda de Música de la Policía de la Provincia de Buenos Aires: todo un acto criminal.
Apresuradamente sentenciada su música como cerebral, compleja, hermética y pretenciosa, Rovira fue injustamente olvidado.
El también bandoneonista y compositor Rodolfo Mederos (y no se trata de un conservador) calificó la música de Eduardo Rovira como árida.
Es posible que su escucha sea ardua y requiera de un esfuerzo por parte del oyente, pero lo mismo ocurre con mucha música muy valiosa.
Y no es menos cierto que es vibrante y tiene coraje.
La impronta de vanguardia en Rovira se combina con formas propias de la música clásica, redundando en sonidos nuevos para el tango, que imponen una actitud desprejuiciada en el interesado.
Es necesario rescatar a Eduardo Rovira de las sombras para ser elevado a la categoría de verdadero renovador de la música ciudadana.
La Agrupación de Tango Moderno fue creada a fines de 1961, y la Suite de ballet Buenos Aires (1962) escrita por Rovira está inspirada en un libro de poemas de Fernando Guibert.
Tiene trazos de la melancolía que caracteriza al tango, verbigracia, Centenario (Recuerdos de Viaje), pero una melancolía alejada de cualquier sentimentalismo; tonos oscuros, sombríos, cenicientos, lúgubres, por ejemplo, Pasos en la noche, Las casas de las chinas; vitalidad y empuje: Hombre tango, Ciudad tango, Supersónico.
Si bien puede apreciarse con claridad la influencia de la música académica, su música nunca fue un híbrido, sino puro tango.
Pero rebelde, atrevido, no complaciente.
Rovira sitúa al oyente en un lugar incómodo, lo obliga a comprometerse.
Y está bien, porque ésto no es mero entretenimiento.
Es una pintura metafísica de Buenos Aires.****1/2
La diferencia con Astor es que Rovira es un músico de culto, prácticamente desconocido fuera de los círculos del tango.
Fue bandoneonista y arreglador de grandes orquestas, por ejemplo, la de Alfredo Gobbi; demostró ser ambicioso con sus propias agrupaciones y componiendo para orquestas de cámara y sinfónica; concluyendo su carrera orquestando para la Banda de Música de la Policía de la Provincia de Buenos Aires: todo un acto criminal.
Apresuradamente sentenciada su música como cerebral, compleja, hermética y pretenciosa, Rovira fue injustamente olvidado.
El también bandoneonista y compositor Rodolfo Mederos (y no se trata de un conservador) calificó la música de Eduardo Rovira como árida.
Es posible que su escucha sea ardua y requiera de un esfuerzo por parte del oyente, pero lo mismo ocurre con mucha música muy valiosa.
Y no es menos cierto que es vibrante y tiene coraje.
La impronta de vanguardia en Rovira se combina con formas propias de la música clásica, redundando en sonidos nuevos para el tango, que imponen una actitud desprejuiciada en el interesado.
Es necesario rescatar a Eduardo Rovira de las sombras para ser elevado a la categoría de verdadero renovador de la música ciudadana.
La Agrupación de Tango Moderno fue creada a fines de 1961, y la Suite de ballet Buenos Aires (1962) escrita por Rovira está inspirada en un libro de poemas de Fernando Guibert.
Tiene trazos de la melancolía que caracteriza al tango, verbigracia, Centenario (Recuerdos de Viaje), pero una melancolía alejada de cualquier sentimentalismo; tonos oscuros, sombríos, cenicientos, lúgubres, por ejemplo, Pasos en la noche, Las casas de las chinas; vitalidad y empuje: Hombre tango, Ciudad tango, Supersónico.
Si bien puede apreciarse con claridad la influencia de la música académica, su música nunca fue un híbrido, sino puro tango.
Pero rebelde, atrevido, no complaciente.
Rovira sitúa al oyente en un lugar incómodo, lo obliga a comprometerse.
Y está bien, porque ésto no es mero entretenimiento.
Es una pintura metafísica de Buenos Aires.****1/2
PRIMERA PARTE
Primer cuadro PASOS EN LA NOCHE
Segundo cuadro PÁJARO DEL ALMA
Tercer cuadro LAS CASAS DE LAS CHINAS
Cuarto cuadro HOMBRE TANGO
Quinto cuadro CENTENARIO (Recuerdos de Viaje)
Sexto cuadro CONVENTILLO
SEGUNDA PARTE
Priemer cuadro MÚSICOS (El violín de mi Ciudad)
Segundo cuadro TRILOGíA
Tercer cuadro SONATA BAJA
Cuarto cuadro CIUDAD TANGO
Quinto cuadro SUPERSÓNICO
INTEGRAN ESTA AGRUPACIÓN
EDUARDO ROVIRA
Bandoneón, Director y Arreglador
HUGO BARALIS
Violín Solista
ERNESTO L. CITON
Violín
HÉCTOR G. OJEDA
Violín
MARIO LALLI
Viola
ENRIQUE LANOO
Violoncello
FERNANDO ROMERO
Contrabajo
LEOPOLDO R. SORIA
Piano
Música EDUARDO ROVIRA
Libro FERNANDO GUIBERT
Sony Music 8869 776097 2 (2010)
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